Al final del día


Señor,
a punto de terminar la jornada de hoy
te doy las gracias por concluir sin contrariedad un día más.
Te agradezco por todos los aprendizajes adquiridos
y por los momentos vividos
con mis seres queridos.

Te pido perdón por todas las veces que te ofendí
e ignoré tu llamado a amar a los demás
como a mi misma.
En el silencio y la serenidad de la noche
te pido que acompañes mis sueños
y que permitas que este descanso
sea reparador.

Que mañana sea una nueva oportunidad
para mejorar y luchar por mis sueños y anhelos.
Acompáñame en esta noche
para recuperar mi esperanza y mi fuerza
de cara a los retos que supone el mañana.

Si bien el cielo permanece oscuro
mañana brillará de nuevo el sol
y su esplendor nos dará el calor
que necesitamos para continuar en nuestra labor.
Esta tu siempre presente en nuestros días y noches, Señor.

Amén.

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